Si llevas tiempo entrenando calistenia, seguro que te suena esta escena:
Estás haciendo un ejercicio —sentadilla, flexiones, dominadas, pino, lo que sea— y aparece un entrenador o un “gymbro” motivado que, como no sabe muy bien qué corregirte, te dice:
“Aprieta el core.”
Así, sin más. Da igual lo que hagas, siempre la misma frase.
Y muchas veces acompañada de la famosa mano en garra señalando tu abdomen, como si fuera un conjuro mágico para mejorar tu técnica.
Pero… ¿y si te dijera que esa corrección universal es incorrecta, inútil y, en algunos casos, hasta contraproducente?
Hoy te voy a explicar por qué apretar el core no es la solución para todo, qué importancia real tiene esta zona del cuerpo, y cómo deberías enfocarla para progresar de verdad.
